Hoy en día las nanopartículas están presentes en todas las fases y actores del ciclo de vida, por tanto también lo están en el ambiente laboral. Y la previsión es de un crecimiento exponencial en el futuro. La inhalación es la via más frecuente de exposición a las nanopartículas que se propagan por el aire en el lugar de trabajo. Las nanopartículas inhaladas pueden depositarse en las vías respiratorias y en los pulmones, dependiendo de su forma y tamaño. Se han encontrado también algunos nanomateriales inhalados que habían llegado al cerebro a través del nervio olfativo. La interacción de determinadas nanopartículas con las células humanas puede causar daños graves como el cáncer, trastornos neurodegenerativos, complicaciones cardiovasculares o trastornos autoinmunes, entre otros.