Todos estamos expuestos a ruidos diariamente sin ser conscientes del grave peligro que supone para nuestra salud. Pero además, hay muchas personas que a esto tienen que añadir los ruidos que sufren a diario en su puesto de trabajo y, lo peor es que la mayoría no le da la importancia que verdaderamente tiene. Según datos publicados por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, estamos ante el problema ocupacional más frecuente en toda la Unión Europea; más del 30% de los trabajadores expuestos a ruidos sufren trastornos auditivos pero esta no es la única consecuencia negativa, como vamos a ver a continuación sus efectos pueden ser muy diversos.
Principales consecuencias de la exposición al ruido de menor a mayor importancia:
- La pérdida temporal de audición provocada por estar un periodo breve de tiempo en un lugar de trabajo ruidoso, normalmente en estos casos la sordera desaparece al poco tiempo de estar alejado del ruido.
- La pérdida permanente de audición, cuando estás expuesto a un ruido excesivo durante demasiado tiempo; esto a día de hoy no tiene ninguna cura.
- Y otros efectos crónicos como trastornos respiratorios, cardiovasculares, digestivos o visuales. Además también puede provocar problemas del sueño, irritabilidad y cansancio haciendo que disminuya la atención, favoreciendo así el crecimiento del número de errores y accidentes.
Para evitar estos riesgos debemos de tomar una serie de
medidas preventivas las cuales dependerán del nivel de exposición al ruido, del tipo de ruido y de la propia anatomía de la persona. Lo primero que hay que hacer es
realizar un estudio del sonido para posteriormente adoptar la solución preventiva más adecuada a cada caso.
La medición del ruido en el ambiente laboral se realiza mediante sonómetros (escala en dBA) que valoran la sensación auditiva humana. Para medir el ruido al que está expuesta una persona trabajando durante un tiempo determinado utilizaremos el sonómetro integrador con el que averiguaremos el llamado “Nivel sonoro Equivalente” (Leq). Para que las mediciones sean representativas se determinará el nivel diario equivalente si supera los 80 dB A, y el nivel de pico si supera los 140 dB B.
Las mediciones se tienen que realizar en condiciones similares a las habituales en todos los puestos de trabajo, con el receptor a la altura del oído, para valorar la exposición real y no sólo conocer el nivel de ruido de la máquina. En los puestos de trabajo que haya alguna condición de movilidad o con diferentes niveles de exposición añadiremos dosímetros.
Es muy importante valorar los tiempos reales de exposición y no olvidar que reduciremos los riesgos reduciendo los tiempos de exposición.
Una vez realizada la medición del ruido y haber definido el riesgo es cuando adoptaremos las medidas preventivas que consideremos más acertadas. En primer lugar, debemos intentar combatir el ruido en su fuente de esta manera, eliminaremos directamente el riesgo. Lo podemos hacer, por ejemplo, sustituyendo equipos ruidosos por otros que generen un nivel de ruido bajo o disminuyendo el choque entre piezas. Si no se puede controlar el ruido en su origen debemos recurrir a colocar barreras que confinen el ruido y aumentar la distancia entre el trabajador y la fuente. Cuando estas medidas resultan insuficientes es cuando debemos recurrir al uso de protectores auditivos en el trabajador, para evitar que un ruido excesivo llegue al oído interno.
Os dejamos una aplicación móvil con la que podéis realizar una medición previa del ruido.