En los últimos años, los exoesqueletos se han posicionado como una innovación vanguardista que promete revolucionar radicalmente la protección laboral en diversos sectores. Un exoesqueleto es un sistema mecánico-textil que se adhiere a la espalda, brazos y piernas de una persona para ayudarle a realizar ciertas tareas que requieran mantener una determinada postura durante más tiempo, manipulación de pesos sostenidos o manejo de cargas.
De esta forma, este EPI 4.0 permite a los trabajadores reducir su esfuerzo, la fatiga y, por tanto, las lesiones. Al ser un equipo de protección individual, cada exoesqueleto debe ajustarse a las necesidades de cada persona, para lo que cuentan con una compleja arquitectura electrónica y sensores biométricos que se adaptan y adhieren a la perfección a las piernas, espalda y brazos. Además, suelen estar fabricados con titanio o fibra de carbono, lo que los hace ligeros a la vez que resistentes.
Existe una gran cantidad de modelos y formas de estas armaduras del siglo XXI y cada una de ellas cuenta con una serie de características específicas que cubren unas necesidades determinadas. Así pues, los exoesqueletos, en el ámbito de la protección laboral, ayudan a reducir el esfuerzo físico facilitando la ejecución de aquellos trabajos más exigentes físicamente.
Sin embargo, aunque los exoesqueletos puedan parecer un avance reciente de la tecnología y la robótica, ya nacieron en la década de 1.960 con fines militares.
Existen diferentes categorías de exoesqueletos en función de la necesidad que se requiera cubrir.
En función de la parte del cuerpo con la que interactúa, encontramos exoesqueletos de cuerpo entero, de espalda, de extremidades superiores (brazos, muñecas e incluso dedos) y de extremidades inferiores (piernas, caderas, rodillas y tobillos).
Si atendemos a la fuente de alimentación empleada, podemos distinguir entre exoesqueletos pasivos y activos. Por un lado, los pasivos son aquellos que carecen de fuente de energía eléctrica. Utilizan muelles, bisagras o amortiguadores que ayudan a distribuir el peso. Este tipo de exoesqueletos no aportan una fuerza adicional, sino que hacen un reparto más equitativo del esfuerzo realizado, evitando así la sobrecarga muscular.
Por otro lado, los exoesqueletos activos se alimentan con energía eléctrica, utilizando baterías o cables eléctricos. Este tipo, Incorpora sensores biométricos que detectan las señales nerviosas que el cerebro envía a nuestras extremidades para que se genere un movimiento. Esta información es detectada y procesada por el software, que ejecuta una señal al exoesqueleto para que realice un movimiento.
Los exoesqueletos son una realidad. Muchos sectores industriales ya han dado el paso de incorporar estos trajes robóticos para sus empleados y ayudarles a garantizar la salud y seguridad en el puesto de trabajo.
Uno de los principales problemas que suelen tener los trabajadores del sector industrial son recurrentes dolores de espalda, cuello y hombros debido a la realización de movimientos repetitivos, levantar objetos pesados y mantener posiciones no ergonómicas durante periodos prolongados de tiempo, lo que afecta de forma negativa a los discos intervertebrales, la columna, los brazos y otras partes del cuerpo.
Es en este sentido donde los exoesqueletos se vuelven una solución, tanto para los trabajadores como las empresas, que ven reducidas las bajas por enfermedad o accidente laboral.
En Europa, industrias como la de la logística de transporte, ensamblajes de automóviles o la construcción, entre otras, ya han comenzado a utilizar esta tecnología.
Entre 2.021 y 2.022 el estudio Exoworkathlon incluyó a casi 90 trabajadores y mostró cómo trabajar con exoesqueletos preventivos proporciona un alivio significativo en actividades laborales físicamente exigentes.
Además, en 2.022 también demostró una reducción significativa de la carga cardiovascular en más de 40 soldadores que llevaban exoesqueletos pasivos de hombro. De hecho, incluso mejoró la calidad de los trabajos.
En este sentido, cabe destacar que el soporte de exoesqueletos también puede amplificar la productividad, ya que los procesos de trabajo pueden volverse más rápidos y eficientes. Un mejor rendimiento y productividad de los empleados también puede promover la motivación del usuario.
El mundo de la robótica y los exoesqueletos es relativamente nuevo y se va adaptando a las necesidades y demandas de la industria. Aunque para movimientos monótonos ya pueden ayudar a reducir la fatiga, en el caso de actividades físicas todavía existen limitaciones en cuanto a comodidad, movilidad y aceptación.
Respecto a las perspectivas de futuro, un estudio estadounidense evidencia un gran crecimiento en el mercado de estas tecnologías. En 2.020 el tamaño del mercado mundial de exoesqueletos se valoró en 218 millones y se espera, según este estudio, que se expanda a una tasa de crecimiento anual del 20,5% entre 2021 y 2028.
